No se vive el cristianismo si no viviendo el morir a nuestro egoísmo, el morir a nosotros mismos para que viva en nosotros el amor de Dios. También en la Comunidad vivir quiere decir estar disponible a los demás, aceptar el sacrificio que puede costar su presencia, darse sin pretender recibir.
Si recibimos nos alegramos, pero no pretendamos, porque el derecho destruye el amor.
Ejercicios espirituales del 13 a 17 de junio de 1980 en Arliano