La Vida

Divo Barsotti (Italia, Palaia 1914 – Florencia 2006) fue sacerdote diocesano de San Miniato, escritor, poeta, fundador de una Comunidad de carácter monástico, padre espiritual, pero sobre todo un místico, un buscador de Dios, un hombre de fe y de oración. Ordenado sacerdote en 1937, vivió el período bélico retirado en la casa paterna por decisión de su Obispo que no lograba encontrar para él la justa colocación. El p. Divo había meditado en aquellos años partir como misionero a la India o a Japón, con el deseo de llevar el Evangelio a esos pueblos, pero de un modo especial: viviendo como ermitaño, pobre entre los pobres, testigo de la vida divina en Cristo, con la sola fuerza de los Sacramentos y la oración. Nunca se realizó este proyecto. En 1945 se mudó a Florencia y vivió durante algunos años un servicio diocesano en un Insituto de hermanas. Esto le dio la ocasión de entrar en contacto con el intenso catolicismo florentino de aquellos años, que reunía en la capital toscana a personas como David Turoldo, Ernesto Balducci, Giovanni Papini, Nicola Lisi, Lorenzo Milani, Giorgio La Pira.

Sus primeras obras literarias existosas se remontan a ese período y fueron Cristianismo ruso y El misterio cristiano en el año litúrgico, que lo afamaron en Italia y en el exterior. De hecho, fue uno de los primeros que estudiaron e hicieron conocer en Italia a santos del monaquismo ruso y oriental, como san Sergio de Radonez, san Serafín de Sarov, y la espiritualidad del peregrino ruso. Con sus estudios sobre la espiritualidad litúrgica se acercó a la corriente de escritores espirituales transalpinos que meditaban en aquel tiempo sobre el tema, obrando para la renovación de la teología y la espiritualidad litúrgica. Fue así como empezó su relación epistolar con personajes como Von Balthasar (que fue su director espiritual durante algunos años), Evdokimov, Bouyer, Merton, Danielou y otros.

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En los años cincuenta se retiró en una pequeña ermita en los cerros florentinos, que quiso dedicar a san Sergio de Radonez, y reunió allí a algunos jóvenes que querían vivir una experiencia monástica bajo su guía. Se fue estructurando así la familia religiosa que ya había fundado con la ayuda de algunas mujeres conocidas en Florencia y que llamó Comunidad de los hijos de Dios. Es una comunidad monástica formada por laicos que se comprometen a vivir en el mundo y en la sociedad un “monacato interiorizado”, entregándose a Dios con una especial consagración, en una vida de oración continua, en la lectura de la Sagrada

 

Escritura, en el rezo diario de la Liturgia de las Horas; y por personas que viven juntos (incluso sacerdotes) en pequeñas Casas de vida común masculinas y femeninas, que se comprometen a una vida monástica de forma más tradicional, fundada en la oración, pero sin clausura, según el estilo del monaquismo ruso antiguo. El p. Divo Barsotti se dedicó al desarrollo de su Comunidad y a la predicación, tarea que lo llevó, más que todo después del Concilio Vaticano II, a varias partes de Italia y del mundo, a conventos, seminarios y otras instituciones católicas. Dictó también los ejercicios espirituales a la Curia vaticana y al papa Pablo VI en 1971. Tenía un carácter reservado, pero también fogoso, contemplativo y afable, totalmente dedicado a una vida interior que se abría para acoger a quienquiera tocara a su puerta para buscar a Dios. Madrugaba mucho y dedicaba varias horas del día a la oración. Celebraba la santa Misa con intensa devoción y conmoción. Estaba retirado en silencio y leía muchísimo. Su relación directa con Dios y su predicación apasionada, fluida, rica, llamó la atención de muchos. Sin embargo, nunca formó parte de las modas y de los grupos importantes. Habló en emisoras y en la televisión, predicó en los cinco continentes, pero siempre permaneció fiel a sí mismo, con aquella necesidad radical de Dios y de la vida contemplativa que lo convirtió en un testigo del Absoluto, auténtico y original. Murió el 15 de febrero de 2006 en su ermita en Settignano (Florencia), a los noventa y un años de edad, rodeado de sus jóvenes monjes y dejando una herencia espiritual inmensa: ciento setenta libros publicados en diferentes idiomas, centenares de artículos y ensayos, una Comunidad religiosa presente en Italia y en el mundo de más de dos mil miembros, una muchedumbre de hijos espirituales que se nutren de sus textos y de su espiritualidad. Su mensaje se puede resumir en su propuesta de vida mística abierta a todos, fundada en la conteplación del misterio de Dios en la vida del hombre, llamado a asumir todo lo creado y la realidad social en que vive para llevarla a Jesús Salvador a través de la oración continua y de la vida sacramental. La espiritualidad cristiana de Divo Barsotti es contemplativa, litúrgica y escatológica, pero se vive en la vida de todos los días, llevando la luz de Dios al mundo, en la trasfiguración del propio ser, en la conversión continua y en un plan de santificación que está al alcance de todos, porque se basa en el Bautismo.