Tiene razón Dostoievski. Tu amor debe abrazarlo todo. Todo el universo, toda la creación debe exultar en ti en la plenitud de la Vida divina. El éxtasis no te saca de la tierra, sino que la eleva contigo a la luz de Dios, la transfigura en Dios. El verdadero cristianismo siempre ha rechazado un ascetismo maniqueo que ve en la renuncia y en la negación su fin. El cristiano no puede renunciar a nada: todo es suyo y todo debe llevar consigo, elevarlo todo consigo hasta Dios en el amor.
La fuga immobile (diario), 8.11.1945