Si Dios ya no existe, el hombre es destruido. No queda otra cosa sino drogarlo, de manera que el hombre no pueda ensimismarse y reflexionar sobre su propio destino. Si el hombre no es amado, toda su vida ya no tiene sentido ni él ya tiene valor. Entonces no sólo la vida del hombre, sino también la aventura humana en este mundo pierde todo significado, todo sentido y no permanece más que el absurdo, no permanece más que el vacío.

Ritiro a Brescia, 22 dicembre 1978