«Esta mañana me preguntaba si la palabra de Dios es de verdad palabra de Dios para mí. ¿Es Dios de verdad el que me habla o soy yo el que finjo escuchar a otro, mientras me escucho sólo a mí mismo? Y me preguntaba: ¿Mi oración es de verdad mi palabra dirigida a Dios o más bien dirigida a mí mismo? A menudo, la vida religiosa ¿no es acaso algo irreal, falto de contenido, un dar vueltas en torno a sí mismo?

[…] Sin duda estas preguntas son retóricas, pero debemos repetírnoslas continuamente, para que no sea retórica la vida».

Diario, 6 de noviembre de 1967