Decir que estamos contentos de ir al cielo por la puerta de atrás es agraviar a Dios. Dios se ofende no si le pedimos demasiado, sino si le pedimos poco. No debemos pedir en proporción de nuestros propios méritos, sino en virtud de su amor; y su amor es infinito.
Chiedere Dio a Dio, p. 94